Senderos: Sierra de Guadalupe (Parte 2)
Ahí nos encantábamos, con el paisaje y el sabor de las tortas clínicamente armadas para tener un sabor tan delicioso que solo puede describirse, mientras los dueños de los perros caminaban a lo largo del camino como si fuera una pasarela, sentados en dos piezas de adobe. Tan pronto sentimos saciedad continuamos caminando por los amarillos y cafés parajes, todavía a esa altura no veíamos algún paraje tan bello o al menos del gusto común. Yo era impaciente por encontrar los verdes y los árboles completos de hojas y pinos, tras algunos kilómetros el sendero me recompenso con lo que deseaba ver, claro está que continuábamos subiendo, estábamos en la parte media de la montaña, ya no había un sendero marcado con piedras si no la terracería y el barro continuaba, pero los pinos eran altos y grandes que la vista terminaba en la repetición de los árboles. Un kilómetro más, algunas parcelas trabajadas y algunas chozas que se alcanzaban a ver esparcidas con la sutileza de la escasez de...